Ensayos RdL

Nuevo mester de juglaría

Tildar de convencional cualquier texto de Fo (Sangiano, 1926) es siempre reduccionista y poco acertado. Pero ayuda a explicar la mayor difusión de títulos como Muerte accidental de un anarquista; ¡Pum, pum! ¿Quién es? ¡La policía!; Aquí no paga nadie o Pareja abierta, ya que responden a moldes de escritura más fácilmente asumibles por otras compañías o colectivos teatrales al no descansar tanto en el personalísimo talento interpretativo de su autor. No obstante, la intersección entre elementos clásicos de la tradición popular italiana y una investigación sobre el lenguaje encarnada en el trabajo corporal y la palabra viva del comediante, produce la vena de Fo más feliz y heterodoxa, la de los monólogos. Los dos títulos

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De la práctica a la teoría

¿Se puede ser escritor y crítico, autor de una obra literaria valiosa y también de una reflexión convincente sobre el género que se practica? La negativa sería ingenua: correspondería a una visión romántica del escritor como genio irracional, puramente intuitivo; visión no sólo trasnochada sino desmentida por los excelentes ensayos que debemos a un Salinas o un Kundera, pasando por Duras, Gil de Biedma, Woolf o Cortázar. Como sabrá el lector, Andrés Trapiello viene publicando desde 1990 sucesivos volúmenes de su diario; es en nuestra opinión el mejor diarista español contemporáneo. Entonces, ¿por qué su ensayo sobre El escritor de diarios es tan decepcionante? La respuesta parece obvia: por su falta de rigor. Trapiello –al

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Cartas al director

En el número 49 de su revista se publicó una recensión de Laureano Castro Nogueira y Miguel Ángel Toro Ibáñez titulada La idea peligrosa de Darwin, en la que los autores se ocupaban, con desigual fortuna, de tres libros diferentes (La idea peligrosa de Darwin, de Daniel C. Dennet, La caja negra de Darwin, de Michael J. Behe, y de El darwinismo. El final de un mito, de Rémy Chauvin). La referencia que hacen a la obra de Behe peca, a nuestro parecer, de un cierto desdén ante la seriedad de los problemas expuestos por Behe o, visto de otra forma, de optimismo en la capacidad del darwinismo para salvarlos. Castro y Toro afirman que

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La conjura de los esnobs

El arte moderno sigue provocando todavía invectivas apasionadas. Entre dos pasiones, la indignación ante el presente y la nostalgia del pasado remoto, oscila este libro de Ángel Escárzaga. Para caracterizar el fraude que en su opinión ha constituido, no ya la ideología vanguardista, sino la misma producción de los artistas de vanguardia en el siglo XX , el autor dedica la primera mitad de su libro a un repaso esquemático de la historia de la pintura europea desde el Renacimiento. A partir del barroco y hasta el romanticismo no habría habido aportaciones esenciales en el lenguaje pictórico; las novedades introducidas en los siglos XVIII y XIX serían de orden contextual. Según Escárzaga, con Diderot, como

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Sobre el azar

Durante casi dos siglos se ha prolongado una inagotable tradición cuentística a uno y otro lado del Atlántico. Este fluir narrativo ha conseguido, a través de la forma concisa y el chispazo del cuento, mostrar el constante desajuste de la realidad y la apariencia, romper la normalidad mediante la sorpresa o la casualidad y resumir en una anécdota escasa la totalidad de una vida. Ladrón de árboles, primer libro de cuentos de Pedro Sorela, recoge estos rasgos existenciales, estructurales y formales. Son cuentos, por otra parte, que se diferencian notablemente de las novelas publicadas hasta ahora por el autor. Las novelas de Sorela se han caracterizado en general por las densas atmósferas creadas en torno

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